A solas, Cristina nos recibe en una charla cordial, amena, en su esencia
– Contanos, ¿naciste en Mendoza? háblanos de tu casa… de tu niñez.
Si, nací en Mendoza en plena ciudad en la Clínica de Cuyo. Mi niñez muy feliz en casa con mis padres y hermana. Abuelos muy presentes y adorables, en un hogar muy cálido.
– ¿Cómo fue tu despertar en el arte de la danza?
Descubrí la danza a los 5, 6 años cuando mi madre me llevo junto a mi hermana al estudio de quién fue mi primer maestro Alberto La Paz, con el hacía clásico, español, flamenco, un gran maestro. Recuerdo el olor a madera del apodo al entrar a su estudio y las castañuelas pequeñas que conservo de recuerdo. Me enamoré de la danza apenas lo vi de espaldas mover sus brazos, lo recuerdo perfectamente. Supe que era lo que quería hacer.
Amo hacer Danza Contemporánea y Tango, ambas disciplinas son fuertes y pasionales, pero ambas hay que estudiarlas y transitarlas y saber cuál es el lenguaje nuevo, que de allí sucede. No se trata de hacer Contemporáneo con un fondo de Tango, o un Tango con música moderna…es un lenguaje nuevo que nace de ambos y lleva años de estudio.
– Estuviste con importantes figuras, cómo un cuento de hadas, contanos cómo fueron esas experiencias de viajes, danzando siempre…
Este arte amado me llevó y lleva de su mano a conocer grandes figuras no solo del arte de la danza, sino la música el teatro. Por ejemplo: compartir luego de rendir casting el escenario en la obra Kuarahy, con Julio Bocca y Eleonora Cassano y su coreógrafo maestro Julio López.
El maestro Juan Carlos Copes quien me presentó el ritmo del 2×4 y amé. La gran bailarina y reconocida Coreógrafa alemana Susanne Linke. Compartir escenario y mi obra «Federal Tango» junto al gran músico compositor de la maravillosa música de la misma, Lito Vitale.
Figuras emblemáticas y maestros en Capital Federal, recientemente tomé seminario maravilloso con la maestra Nora Codina (Bs.As.) y deseo continuar con sus clases online.
Viajé a bailar a Rosario, San Juan, San Luis, Córdoba, al Sur, al Teatro Astral de Av. Corrientes, entre otros, en varias oportunidades por invitación y otras por intercambios.
Los viajes para hacer lo que uno ama son mágicos, desde preparar el equipaje, el vestuario… trasladarse a llevar la obra es especial.
Fui asistente de la inmensa bailarina Maya Plisetskaya en la oportunidad que viajo a Argentina y bailó junto a Maximiliano Guerra (El reñidero).
– ¿Qué figuras marcaron en tu vida tu disciplina perfecta?
Las figuras y maestros que marcaron mi disciplina son mi maestra Isolde Klietmann (Austria) quien me enseñó a amar la danza Contemporánea y a sentirla, expresarla… Hizo un Unipersonal de 10 coreografías para mí, que se estrenó con mucho éxito y noches de repetición. Lo llevamos a San Juan y Bs As.
Isolde marcó la historia de la danza en nuestro país, será siempre un personaje emblemático de la danza. Me marcó mi maestro de técnica Académica Octavio Cintolesi (Chile) otro sabio, y el querido maestro Elio Torre, también un formador completo.
Uno nunca deja de formarse, es por eso que tengo referentes formadores, de quienes sigo aprendiendo. Tengo maestros a los que admiro como Ana María Stekelman, mi referente en el lenguaje de la danza Contemporánea y el Tango, amo su obra.
– La emoción que entregas, ¿cómo la transmites?
Se trata de darlo todo en el escenario, de expresar desde el alma al espectador, atravesando esa pared que divide escenario y público. Desde mi criterio, la danza es expresión absoluta, sino solo es destreza, flexibilidad, pero cuando todo eso va de la mano de la emoción, y lo transmites es un combo perfecto. Lograr la emoción en el otro, la identificación, lo hace inolvidable
– Te sigo por las redes, por tus publicaciones veo tu amor por la docencia. ¿Cómo te definirías como profesora despojada de tu cuerpo, observando desde afuera como un alma espectadora?
Amo la docencia, desde siempre, lo heredé de mi madre. Me encanta enseñar lo que amo, me preparé para eso. Uno enseñando también aprende… reafirmas los conocimientos, y no te despojás del cuerpo, al contrario, y la observación no es externa, por lo menos en mí… Sos un todo junto al que está aprendiendo. Es un gran compromiso la pedagogía y una gran satisfacción también.
– Cristina Castro mujer…
A medida que vamos madurando, vamos despojándonos y dejando al descubierto más todo, cuerpo y alma con más seguridad y reafirmación… me parece que de eso se trata, conocerme y mostrar quien soy. Llega el punto en que mujer y bailarina, es UNA y ya.
– ¿Cómo ves el arte local dentro de la danza? Si tuvieras que modificar algo para que más niñas y niños pudieran danzar… ¿Qué es lo primero que modificarías?
Mendoza tiene grandes maestros de la danza y mucho talento. Si descubren el don desde pequeños, o más grandes, o cuando sea… hay que acompañar ese camino y apoyarlos.
La disciplina tomada seriamente es realmente sería y tiene su sacrificio, como todo. Buscar los mejores maestros, los estudios formadores. Viajar, rendir audiciones. Tomar clases, rigurosamente… esa es la disciplina.
– ¿Cuáles son tus próximos proyectos tanto locales como fuera de nuestra Provincia?
Mis próximos proyectos: tengo uno muy importante, ¡pero por cábala no lo voy a contar! (risas) pero apenas se concrete, porque además será fuera de la provincia, será este medio el primero en saberlo como primicia.
Además, existe el tema protocolo en el teatro, tiene sus limitaciones y eso es lo que hay que trabajar y adaptarnos a la nueva modalidad… lleva su tiempo, número de personas en el escenario y detrás de escena.
– ¿Qué fue para vos el tiempo de cuarentena? Nos agradaría contaros la experiencia de tus niñas
El tiempo de cuarentena apenas comenzó la pandemia me sentí días paralizada, recién habíamos dado comienzo en mi estudio y en el Taller que soy en el Teatro Independencia desde 2018. Luego de unas clases se declara todo esto y me sentí morir. Luego debí reaccionar y accionar.
Fue así como mis alumnos siguieron online, agradecida a cada uno y a las familias de cada uno, por acompañar. Estuvimos así hasta que en noviembre me atreví, con protocolo estricto a volver a clases presenciales. La danza es presencia absoluta, ya no se podía más no podía escucharlas respirar cada movimiento, o corregirle y acomodarles el pie, por ejemplo.
Fue muy duro al principio, ¡pero mis alumnos firmes! Los amo. Los niños necesitaban la presencia, nuestro primer encuentro fue muy emocionante, aunque no pudimos abrazarnos ya con solo vernos bastó.
¿Qué color se te presenta en cada coreografía? ¿Tienes un color preferido o bien te guía el momento?
No pasa por un color en particular. En realidad, me inspiran muchas cosas a la hora de la composición. Puede ser un tema particular, una melodía especial, significativa… una percusión, un tango o nada menos que el silencio. El silencio bailado es mágico, amo el silencio.
Me sucede a menudo que quizá una obra larga por inspiración divina baja el ángel y en segundos la concluyo, como a borbotones baja el contenido y la forma. Desde mi criterio, si bien la obra se termina también se transforma, con el tiempo cambia, crece, porque nunca somos estáticos, rígidos y los mismos, va transformándose.
No bailamos «lo mismo» aunque hagamos la misma obra, ¿se entiende? Porque ya no somos los mismos que la estrenamos, ni hoy el de mañana.
– ¿A qué edad una niña o un niño puede llegar a tu estudio?
En mi estudio se ingresa a jardín-danza-psicomotríz a partir de los 3 años de edad.
No es un juego, es danza lo que aprenden, obviamente hay momentos lúdicos, pero gracias a los conocimientos que me dio la carrera de Psicología, desde la Psicología evolutiva mi plan de trabajo es capacitar a niños de 3 a 5 años, con danza y conocimientos de pasos y código de la danza, adecuados al desarrollo psicofísico, evolutivo, propio de cada etapa.
Tenemos danza Clásica, Contemporánea y Tango para todos los niveles de aprendizaje, sin límite de edad.

– ¿Quién es tu musa inspiradora?
Me inspiran tantas cosas, una melodía, un cuadro, por ejemplo, una obra de la inmensa artista y querida amiga Sara Rosales una de sus obras de la serie «Abrazos» me inspira…me puede inspirar un paisaje, un sueño, la brisa, una persona, un recuerdo, un acorde, una tormenta, como ya dije el silencio, ¡hasta la nada me puede inspirar!
Premios y distinciones
Los dos últimos recibidos fueron dos distinciones importantes para mí mi querido departamento de Guaymallén me otorga en 2018 la Honorable Cámara de Diputados la distinción de «Ciudadana ilustre de Guaymallén» (declaración Nro 015/2018)
La Cámara de Senadores de la provincia de Mendoza distingue a la bailarina en reconocimiento a su «destacada Trayectoria. Por su labor y compromiso con la Danza y la Cultura de Mendoza» 2019.
– Cerrando tus hermosos ojos: ¿Qué aroma siempre te eleva tus sentidos?
El aroma del pasto recién cortado, el perfume de un recuerdo amado, el olor a lluvia, el aroma de la naturaleza, el recuerdo del aroma a madera del estudio de mi primer maestro. El aroma a hogar.
– Siempre tenemos una mujer que es nuestra ídola, ¿Cuál será tu caso?
Hay muchas mujeres fuertes que marcan mi vida y el camino, mi madre, mi maestra, mi hermana, una inmensa amiga que no está que perdí en un accidente, pero está en mi corazón y marcó mi camino de la fe. La imagen de la mujer es fuerte en mí, tiene poder en sí… y fundamentalmente la imagen de María, soy una mujer creyente.

A Cristina la veo como una mariposa danzando, compenetrada y nos sumerge en ese mundo espiritual tocando lo más elevado, ¡Es mágica!
Cristina, Mujer. Profesora del Teatro Independencia. ¡Admirable Humana!
Contacto
Instagram: @castrocrisok
Facebook: Cristina Castro
Estudio: Saavedra 249 San José
Cel-informes: 2616018461
Foto de portada: Silvana Furfari
Artista Visual. Fotógrafa. Docente. Multifacética. Real. Propulsora y cuidadora de la Cultura. Asesora cultural.
Charlemos…