El espejo de la pandemia

Para acompañar este frío domingo y prepararnos para vivir una semana con calma y armonía, te invitamos a reflexionar….

El virus  y la  pandemia  se han  transformado  en  un verdadero espejo  en el cual  la  sociedad  actual  comienza  a mirarse  a sí  misma  y desarrollar  una  serie  de aprendizajes. Hacemos  un montón de cosas  para poder  “vivir”,  pero  claro,  dejando  nuestra  vida  en una  mera  existencia. La pandemia a mutilado las  columnas  vertebrales del  sabor que da a la  vida,  el  disfrute  y  el  placer  de  las  actividades sociales, artísticas, deportivas, educativas. Pero, ¿que podemos  aprender  de  esta  experiencia  increíble que  estamos  viviendo?  ¿Qué grandes  aprendizajes nos  está dejando  esta  pandemia?

LA FRAGILIDAD  DE  NUESTRA  VIDA

Nos  hemos  refugiado en nuestra capacidad de  adaptación  y  nos protegemos  de todo  lo que  atenta  contra  nuestra existencia, desde  las pieles hasta  edificios con  aire  acondicionado, creando  ambientes  gratos de  habitar, aun  en  los climas   más  extremos. Nos  hemos  provisto de  alimentos en variedades inimaginables y  todo  tipo de  comodidades, sin embargo, a pesar de toda  la ciencia y adelantos  tecnológicos desarrollados como  expresión de la inteligencia humana, vasto solo un desequilibrio en la naturaleza para que la enfermedad, el  dolor y la muerte nos  afectaran a todos  en el  planeta, recordándonos  que no somos inmortales. Todo el aparataje  de una  vida  cómoda nos  ha  hecho  olvidar  la  fragilidad  del  ser humano  a nivel  físico,  fragilidad  a  nivel  emocional, fragilidad  a  nivel  socio económico etc. Sin  embargo, la otra cara de la moneda de toda  esta  situación compleja y  dolorosa, es  la  esperanza  del  despertar  a  una  vida  más  consiente, con  una mayor  visión de contexto  y  con  mayor  plenitud  en  valores  más  transcendentes como  la  compasión, la  empatía, la fe, y  el  amor.                               

LA VIDA NO  ES  JUSTA, SIMPLEMENTE  ES. El pensamiento mágico de  que todo sea maravilloso, crea una  distorsión cognitiva de lo que  es la vida realmente. Ni  buena, ni  mala,  sin etiquetas,  la vida  simplemente es. Así que el deseo inculcado por la  cultura reinante, de  que todo sea perfecto y maravilloso, se rompe en mil  pedazos ante la realidad que vivimos y al final las cosas  simplemente son y pareciera que  el  universo o Dios es indiferente al  dolor  y sufrimiento  humano. Aquí, la mejor inmunización y vacuna es la  aceptación radical  de la  realidad, un musculo de nuestra mente que  hay  que  trabajar tan  duro  como nuestra  fe.

LAS COSAS  MAS  IMPORTANTES  NO ESTAN EN UN  MAL. Las cosas más importantes de la  vida  y  que nos dan mayor plenitud no se compran con dinero: un abrazo, una apretón de manos, una caricia, un beso, mirarnos  a los  ojos, poder  ver,  una sonrisa, pasear y caminar, conversar  con un  amigo ,  el  cariño  y el  amor, etc. Estar  con  otros  y  compartir,  ha  sido comprobado científicamente que  aporta  a nuestra felicidad y  bienestar  emocional, aún no  sabemos  los  efectos  de  nuestra vinculación virtual, que  no  todos han podido  experimentar. Todas  estas  situaciones expuestas  en este  escrito, me  recuerdan  las  palabras  del Rey David en Salmos: El hombre, como la hierba son sus días, como la flor del campo, así florece. Namaste.

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