Te escribo desde esta nada que sostengo,
desde la sonrisa a medio dibujar en mi rostro
y los ojos en derrame.
Jamás te acercaste tanto
como para volver tu olor eterno
pero recuerdo el milagro de tu voz.
Ahora las calles están más vacías,
en el parque ningún árbol me mira,
en la esquina nadie me espera,
en mi cabeza nadie canta,
en mi pecho nadie late.
Las canciones han desaparecido
y solo queda un zumbido
que no alcanzo a descifrar.
Te escribo desde el armario donde tengo tu abrigo,
espero encuentres mis palabras.

«Escribo para seguir viviendo» – Estudiante de Licenciatura en Letras y profesorado de grado Universitario en Lengua y Literatura – Redes: @_aguirre_micaela_