Abril, mes del Fader, es el marco en el que se realizarán distintas acciones con motivo de conmemorar el 139 natalicio del aclamado artista, ocurrido el 11 de abril de 1882 en Burdeos Francia.
El domingo 4, a las 18, en la explanada del Museo Fader, se inaugurará esta exposición que permanecerá habilitada para que sea visitada durante todo mes, en su sede de San Martín 3651, Mayor Drummond, Luján de Cuyo.
El proyecto consiste en pintar murales sobre bloque de fibrocemento de exterior. Las obras representadas en dichos murales serán reproducciones o interpretaciones de obras de Fader realizadas por artistas locales.
La muestra permanecerá durante todo el mes de abril, luego los murales serán trasladados y amurados a distintos espacios públicos como: escuelas, centros de jubilados, centros de salud, entre otros espacios.
Esta actividad es organizada por Bitacora, cuyo autor es Carlos Escoriza, con los objetivos de generar producción de obra artística en contexto de pandemia y resignificar y visibilizar la obra de Fernando Fader.
Este proyecto tuvo su primera edición en 2014 gracias al apoyo del Fondo Nacional de las Artes. En ese entonces se realizaron tres murales por los artistas: Adrián Mazieri, Verónica Aguirre y Víctor Gallardo.
Actualmente el proyecto fue seleccionado por el programa Puntos Cultura del Ministerio de Cultura de Nación para una nueva edición. Para ello Bitácora recibió un subsidio para financiar parte del proyecto.
Muralismo
El muralismo está estrechamente ligado a la idea de muro y su tratamiento. El muro por su parte, tiene en la arquitectura una función de cerramiento y delimitación de un espacio. Es por ello que cuando pensamos un mural inmediatamente tenemos que contemplar su vinculación con el muro. En la actualidad los materiales de construcción seca, reemplazan en algunos casos a la versión sólida del muro de mampostería.
Este sistema constructivo es utilizado cada vez más en cerramientos internos e incluso también externos. Las ventajas de su implementación se basan en la ductilidad del material y fácil colocación, que permite a su vez, soluciones de buena factura en cortos plazos de ejecución. Está claro que este sistema constructivo tiene un carácter efímero si lo comparamos con los viejos muros. Pero este carácter perecedero y provisional, es por su parte, más ajustable a las necesidades arquitectónicas en la actualidad. En consecuencia, si el concepto de muro se ha modificado es natural que la idea de muralismo también sufra algunas variaciones.
Si hacemos un breve repaso por la historia del muralismo en Argentina, veremos que hasta principios del siglo XX la mayoría de las expresiones murales están referidas a temas alegóricos y folclóricos. Hasta 1933, con la llegada de Alfredo Siqueiros a la Argentina, cuando se produce un punto de inflexión, en la concepción del mural en nuestro país. El aporte de Siqueiros consistió, no solo en darle al muralismo un contenido social acompañado de un carácter estético de vanguardia, sino que también hizo aportes en el tratamiento técnico y utilización de materiales.
«Siqueiros reemplaza el pincel por el aerógrafo, el óleo por el silicato, cambia el boceto por la fotografía y la proyección de cine. Pero ante todo, el aporte más revolucionario lo hace, cuando concibe el arte mural como un hecho colectivo. Es así que cuando recibe el encargo de pintar en el sótano de la casa de Botana convoca a Berni Castagnino, Spilimbergo y Lázaro», señala el organizador.
«Si bien el aporte del mexicano fue clave para sentar las bases de los futuros grupos de muralistas como Espartaco o Grupo Greda. Los movimientos muralistas nunca fueron parte de un programa de estado en la argentina, como sí sucedió en México. Luego los sucesivos golpes militares detuvieron su avance. Berni ya advertía esto desde un principio y citaba como ejemplo el hecho de que Siqueiros, con toda su fama, se vio obligado a pintar en un sótano. Quiero detenerme en este hecho significativo para desarrollar el concepto del proyecto Muro con destino. Todos conocemos el desenlace del mural de Siqueiros. Luego de algunas peripecias el mural fue restaurado y trasplantado a la casa Rosada», agrega Escoriza.
Además, señala «Cuando proponemos a los artistas trabajar sobre una placa de durlock, lo hacemos pensando en un muro con una característica particular; su movilidad. Está clara nuestra intención de crear un paralelismo metafórico con el destino itinerante del mural de Siqueiros. Nuestra intención es tomar este hito como punto de partida, para reflexionar sobre las condiciones de producción y circulación del muralismo hoy por hoy».
«Existe en el cuerpo social una tensión entre lo público y lo privado, la frontera que divide estos dos universos, los muros, se han convertido en la epidermis sensible de la ciudad. Allí es donde el arte callejero irrumpe sin permiso. El muro es un territorio en disputa. Las producciones tienen un carácter efímero. Esto nos lleva a pensar: ¿qué es el muralismo hoy? O mejor deberíamos preguntarnos: ¿quiénes son los destinatarios?. Resulta difícil pensar el muralismo con la mirada de los años 70. Donde los destinatarios eran las masas de trabajadores y el objetivo era la revolución.
Fader es uno de los artistas más importante de la Argentina con proyección internacional, que murió hace más de 70 años y es por ello que las imágenes de su obra pueden ser difundidas sin restricciones. Por ello cuando pensamos este proyecto desde Bitácora, lo hacemos con la intención de crear un puente con una población que no ha tenido acceso a la obra de este gran artista. Creemos que lo contemporáneo en el arte no radica solo en la producción, sino en las formas de circulación y los modos de apropiación de los destinatarios. La donación del mural es una excusa para la inauguración del mismo en la pospandemia», finaliza Escoriza.
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