Inmunidad contra el miedo

¿Qué te despierta el miedo?, ¿Cómo lo manejas?… Quiero que te tomes un momento y reflexionemos juntos…

Ante una amenaza, el miedo es una respuesta emocional muy poderosa. Muchas personas podrán decir: ¡es malo tener miedo!; pero la verdad  es que,  gracias al  miedo, se  activan  en  nuestro  cuerpo, en milésimas de  segundos,  un  sin  número  de respuestas  fisiológicas. Estas van desde el aumento de la  irrigación sanguínea a  nuestras piernas, elevación de la  presión  sanguínea, aumento  del  ritmo  respiratorio y se desata una  cascada  de hormonas que  nos  enfocan hacia lo  que  en  algún  momento  constituyen  una  amenaza de  vida  o muerte. Todas  estas  reacciones  biológicas nos  preparan  para  luchar, huir o  quedar  inmóvil  esperando  poder  sobrevivir del agente  de  peligro. Gracias  a  esta  emoción básica estamos  acá  después  de miles  de años, pero  una  cosa  es  tener miedo  y  otra  cosa  es  vivir  con  miedo  y,  como  pasa  con muchas  emociones,  su  duración y  su  intensidad  pueden  afectar  seriamente  nuestro bienestar  y  nuestra  salud. ¿Cómo  podemos  lograr una  inmunidad  en  contra de  esta emoción  tan  poderosa?

Reconocer  la  emoción  y no ocultarla. Es  muy  fácil  recordar  a  una  madre  decir: ¡No tienes que tener miedo!, ¡No  te  tiene  que  dar  vergüenza!, ¿ Porque  te asustas  con  eso,  si no pasa  nada?. Abundan  las  frases  que pueden  venir  a nuestra mente, relacionadas  con la  negación de  nuestros  estados  emocionales. Pero, ¿podemos negar estas emociones tan poderosas y quedar como nada?  Absolutamente  no. Y  algo tan  sencillo  como reconocer y decir: si  tengo  miedo, pero esto  ya  pasara (en  estos  tiempos  de pandemia), sólo  con decirlo,  con  nuestras propias palabras,  ya  genera un efecto liberador y un impacto en  la  intensidad de la  emoción.

Gestionar  la  emoción: si  bien  hay situaciones que nos  generan  emociones que  nos  complican, a veces cambiar  la  situación podría ser  una  buena  alternativa. En el caso de la  pandemia, que  nos genera  miedo y  frustración, es una  situación  que  no  podemos  cambiar,  algo  que  está  definitivamente  fuera de nuestro control. El gran filósofo Griego Epíteto, miles de años atrás decía: “hay cosas en la vida que no puedes controlar, y hay otras cosas en la vida que, si puedes controlar, esas cosas que si puedes controlar deben ocupar nuestra energía”. Esto  nos  da una  pista de  que los  científicos  han  estudiado el  control  ejecutivo  de la  atención, una  cualidad  de  nuestra  mente que  puede  afectar  positivamente nuestro estado  emocional; en  palabras  simples es  donde llevo  la  atención  para  regular  mis  estados  de  ánimo. Como ejemplo:  reconocer  que tenemos  miedo  a  este  virus y  lo que  podemos  controlar son  las  normas básicas de  autocuidado, lavado de manos, uso de alcohol gel y distanciamiento  social. Luego  que  hacemos  esto, ya  no  estamos  todo  el  día en estado  de alerta  y  podemos concentrarnos  en nuestras  cosas  cotidianas que  demandan  nuestra  atención.

Para  poder  tener una inmunidad contra  el  miedo,  de  las  consecuencias de  la  pandemia,  y  reducir  la  intensidad  de  esta  emoción, es  importante considerar  no  alimentar y  dejar  de proveer  del  combustible  que  comúnmente nutren  el  miedo como el exceso  noticias, redes  sociales, televisión, rumores, etc.

Un sabio Cerotee, hablándole a su nieto sobre la vida, le explicó:

– Dentro de mí se está librando una terrible batalla entre dos lobos. Uno de ellos es un lobo malvado, envidioso, lleno de ira y agresividad. El otro es toda bondad, amor, alegría y compasión. La misma pelea tiene lugar en el interior de ti y en el interior de todas las personas.

El nieto, tras reflexionar unos minutos, le preguntó a su abuelo:

– ¿Cuál de los dos lobos ganará la batalla?

Y el abuelo respondió:

El lobo que tú alimentes.

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