Parar para sanar

El “Tao Te King” es uno de mis libros  favoritos,  por  su  sabiduría.  Y el verso XV expresa esta frase  iluminadora: “Pero  el agua  más turbia se  aclara cuando se serena. Y de  esa  serenidad,  surge  la  vida”.

Este  texto se  refiere  a  nuestra  naturaleza humana. En  este  caso,  Lao Tzu nos  enseña el  valor  de  la  quietud para  nuestro estado  mental, y  lo importante  de parar  para  sanar. Gran  parte  de  esta  agitación  mental  es  un  esfuerzo  infructífero  de querer  que  las  cosas  sean  como  nosotros  queremos. En  otras  palabras,  no  confiamos  en el proceso natural  de  las  cosas. Y  nuestros  pensamientos  nunca  se detienen, tratando  de buscar  soluciones.  Parar  este  tren  de  pensamientos  o  diálogo  interior  en torno  a nuestro “yo”, parece  ser  la  meta  de  muchos  de los  antiguos  filósofos.  Gran  parte  de  nuestra  cultura  es  correr  tras  nuestros  objetivos,  deseos u  obsesiones  y,  de pronto,  esta  pandemia  te  dice  que  te  detengas. 

Nietzsche escribió que «la prisa es universal porque todos huyen de sí mismos”.   Todo lo que  está pasando en  estos tiempos,  si bien es una  experiencia dolorosa, también nos  ha  obligado a  parar  para  renovar  nuestro  rumbo  de  vida y  encontrarse  consigo mismo. Y  poder  replantearnos  si  queremos o no  vivir  como  estamos  viviendo.

Parar  puede  ser  el primer paso  para  iniciar  un proceso  de sanación   entre  vivir  en  un  modo  de  continuo  hacer, que  no  te  permite  un  tiempo  para  el modo  ser,  como  sociedad. La  revolución  industrial nos  prometió un  progreso que  nos  daría  bienestar, sin  embargo,  el  bienestar  se  ha  transformado  en  malestar. Esta  sociedad  del  consumo  y  del  rendimiento no  te permite  aspectos  de  nuestra interioridad  que  son  esenciales  para  un  bienestar  genuino tales como,  apreciar, reflexionar ya que  para  esto  necesitamos  dos  cosas  esenciales: tiempo y energía. Los  dos  bienes  más  escasos  en  la  sociedad  contemporánea. Esto  genera  una  paradoja  del  bienestar,  donde  el  tener  jamás  logra  colmar  el  ser de  cada  individuo.

 Parar  puede  también  ser una ventana  hacia  la creatividad. La  historia  relata  que  el  matemático  francés del  siglo XIX, Henri Poincare, contaba  que  esforzaba  su  atención una  y  otra vez  sobre  algunos  problemas  matemáticos,  sin  ningún  éxito. Enojado  -dice-    se  fue  a pasear  por la  orilla  del  mar. Una  mañana, mientras paseaba  por  un acantilado sobre  el  océano, Poincare se  dio  cuenta, súbitamente, de una  solución a un  problema  matemático  que  para  este  caso,  no vale  la  pena  nombrar.  Lo que  importa  es  que  cuando  te  detienes y  estás  relajado,  tu intuición  comienza  a ser  más  clara . El  lenguaje  de las  sensaciones que  llega  de  todo  tu  cuerpo, tales  como  susurros,  no pueden  ser  notados  si  estás  constantemente  corriendo, o  siempre  tan  ocupado. Tenemos  que  tomarnos  un  momento  para  estar  tranquilos, relajados y  dejar  que  afloren  las  ideas  y  se  aclare  también  nuestra   mente. 

Parar  también  puede  ser  una  oportunidad  para  pensar  con profundidad. Vamos  por la  vida  tan  rápido,  que  no  tenemos  tiempo  para  profundizar  en las  decisiones  que  tomamos, ni en  lo  que  hacemos. Muchas  veces  tenemos que  arrepentirnos  de  lo  que  hemos  dicho,  porque  no nos  hemos  dado  el  tiempo  para  pensar lo que  vamos  a decir, o  lo que  vamos  a hacer. Ahora  reina  el pensamiento  superficial   y  esto  es  muy  malo, ya que  las  cosas  importantes  de la  vida  requieren  un  pensamiento  con  profundidad, una  reflexión  más  profunda  de  las  cosas. El pensamiento  superficial  reina  porque  hay  poco  tiempo   y  poca  energía y,  esto, da paso  a  tomar  decisiones  que  nos  llevarán  a  lugares  o  estados  que  quizás  no  queríamos.  Así  que  parar  puede  ser  una  instancia  en  la  cual podemos  recapacitar  en  las  prioridades y  en lo que  realmente  queremos  para  nuestra  vida  nuestra  familia  y  la  comunidad  en la  que  vivimos.

1 Comentario

  1. Lilian
    8 de mayo de 2021 - 15:57

    La detención del funcionamiento habitual debido a la pandemia que nos afecta, ha dado la oportunidad para adentrarnos y reflexionar sobre nuestros comportamientos y una evaluación de lo que acontece a nuestro alrededor, y en el mundo entero. Nuestra mente lineal acostumbrada a pensar en las experiencias del pasado y proyectándonos hacia el futuro, dado los confinamientos nos impone pensar en este instante, hoy, ahora. Todo cambió ya nada será cómo antes. La vida no se puede programar para mañana, hay que disfrutar hoy, el pasado ya quedó atrás, la vida es un continuo cambio, comprender, aceptar, fluir con el aquí y ahora. Apreciar la vida en todas sus formas, cuidándonos a nosotros mismos y los demás imperiosamente hoy.

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