Pensar lo que pienso

Empezamos la semana con una misión… Cuidar nuestros pensamientos (y cuidarnos de ellos), pero ¿cómo?, veamos…

Muchas veces nuestra realidad mental supera a nuestra realidad, que es neutra total, por eso la importancia de ser un buen guardián de nuestros pensamientos. Nuestros  pensamientos nos  pueden  transformar  en  ángeles  o demonios y, si algo  he  aprendido,  es que nuestra  cultura  occidental  recién  está  prestando  atención al  poder  que  tiene  nuestra  mente en  la forma  que  tomara  nuestra  vida.

El seudocientífico español Álvaro Pascual-Leone logró demostrar, en su laboratorio de la Universidad de Harvard, una idea que ya adelantó el Nobel español Santiago Ramón y Cajal. Cajal sostenía la importancia de la práctica mental para mejorar la capacidad motora. Creía que si un pianista se ejercitaba con la imaginación, sus movimientos serían después más ágiles. Para demostrar esta idea, Pascual-Leone enseñó a dos grupos de personas que nunca habían estudiado piano qué dedos debían mover para interpretar una secuencia de notas, al tiempo que las escuchaban. Uno de los grupos practicó sobre el teclado. El otro sólo en imaginación. Después de cinco días de entrenamiento, todos los participantes habían aprendido a tocar la melodía y mostraban los mismos cambios cerebrales.

Podemos, a través de  este experimento  científico, ver  el poder  que  tiene  lo  que nosotros nos  imaginamos, o  el  impacto  de nuestros  pensamientos,  primero  en la  estructura  de  las  conexiones  neuronales  de  nuestro cerebro,  y  luego  en  nuestra  conducta  y estado  de ánimo. Ramón  Santiago y Cajal, neurólogo  español  del  siglo  pasado,  ya  nos  decía: “El  hombre  es  el  arquitecto de  su  propio  cerebro”. Fijémonos  en la  transcendencia de  su  declaración, por  su puesto  adelantada  para  su  época. Acá en este  experimento  extraordinario podemos deducir primero, que lo  subjetivo de nuestros  pensamientos pueden transformar  lo material, en este  caso  nuestro cerebro y  sus  conexiones con distintas  áreas  para conformar una idea, o  una  nueva perspectiva de la  vida. De  acá  inducimos  también que,  después  de  una  conversación o  una  clase, nunca  quedamos  igual, de alguna manera hemos  creado  nuevas conexiones  neuronales  que  han  creado cambios  en nosotros.

 La  segunda  deducción es que  cuanto  más  ves  o  escuchas  algo, estas  nuevas  estructuras neuronales más  se  fortalecen y  se  asientan  en la conformación de  este  nuevo  cambio  en  nuestro  cerebro  y que  tendrá  un  gran  impacto  en  nuestras  futuras  decisiones  y forma  de  ver  la vida.

Todo  lo  anterior  demuestra  también  la gran cualidad de la  plasticidad de nuestro  cerebro, y  la  garantía de  que  podemos  cambiar nuestra  perspectivas  de las cosas, tanto  para  bien  como para  mal. Pero  lo  más  importante  es  la  conciencia  y la  atención que  tenemos  que colocar  en las cosas  que  entran  en nuestra mente,  en lo  que vemos  y  en lo que  oímos,  porque  tendrán  impacto  en  nuestra  cerebro, nuestros  pensamientos y  finalmente  en  quienes  somos. Miles  de años atrás Salomón  declara en Proverbios 4:23: “Ante todo, cuida tus pensamientos porque ellos controlan tu vida”

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