Rápidos y furiosos

¿Qué te despierta es título? Una película donde todos corren… corren… corren, ¡así vamos por la vida!

Vas  por la  carretera  y de  pronto de  manera  imprudente alguien  te  adelanta  a  alta  velocidad  como si  fuera  rápido  y furioso!!,  al  cabo  de un par  de minutos  te  encuentras  más  adelante  en  la  carretera, con ese  mismo  vehículo esperando en  el  semáforo.  Esperamos  que  nos  atiendan rápido  en el  banco, tenemos  que  hacer  muchas  cosas » lo más  rápido  posible», y  como  el  tiempo  no  alcanza para las  cosas  que  son  esenciales  como  nuestra  comida  del  día, no queda  más  que  pasar  a comer,  comida  rápida.

Y  así  estamos  cerrando  un  día de rápidos  y  furiosos, porque  claro,  el  mundo  no gira  en  torno  a nuestras  necesidades  individuales  como nos  gustaría,  y las  cosas  no  salen  siempre  con la  velocidad  que  queremos,  y bajo este  esquema mental, sobreviene  la  ansiedad   o la  frustración,  y  estas  emociones  producen una carga  en  nuestro  cuerpo, que   generan  un  sin número  de  respuestas fisiológicas que  activan  un  montón  de hormonas  del  modo  sobrevivencia,  como  el  cortisol  que  nos  aumenta  la  presión sanguínea, los  latidos  del  corazón  y  el  estrés se  apodera de nosotros. Y claro, cómo  vamos  tan  rápido,  con tantas  cosas  en la  cabeza, pasamos  por  alto  todas  las  señales  corporales,  que  están  diariamente  dándonos  un  aviso, de  que algo  en  nuestro  cuerpo  no  está  bien.

Un  día  enfermamos. Por  nuestra  carrera  loca  de  rápidos  y  furiosos, y  no  escuchamos  los  susurros  de auxilio  de nuestro  cuerpo, y al  final  el  cuerpo  te  da un  grito en forma de enfermedad. Si  tú  eres  así,  sufres  de Pronto manía, por  así  decirlo.

Si  estamos  atentos a la  experiencia que  estamos  teniendo  hoy,  lo primero  que  aprendemos, es  el valor  de  detenerse, de parar  para  sanar  las  heridas  que  ha  producido  esta  cultura de  la  carrera  loca  en  nuestras  relaciones  familiares, nuestra vida  personal, nuestra  salud  física y  mental, parar  esta  carrera  loca  nos  ha  dado  la  oportunidad  de  poder a  tener  mayor  tiempo para el  pensamiento  reflexivo, y ser  menos  reactivos con  lo que  sucede  en  nuestras  vidas. Y  redescubrir  aquellas  sutilezas  de  una  experiencia  con mayor  sincronización con  lo natural, porque  un árbol  no  crece  de  un día  para  otro. Las  cosas  más  valiosas  de la  vida  no se consiguen  con rapidez, se  consiguen  con el paso del  tiempo  y  con  lentitud;

  • Aprender a caminar  no  es  de un día  para  otro, necesita  tiempo (años).
  • Aprender  hablar  y nuestras  primeras  palabras, fue  de  a poco y  con imperfecciones.
  • Una amistad  no se  construye  en un abrir  y  cerrar  de  ojos, requiere  tiempo.
  • La  confianza  en una  persona requiere  el  paso  de los  años, y se puede  romper  en un  instante.
  • Sacar  un  título, o carrera  profesional  u  oficio  se  demora  años.
  • Una relación de  pareja o un matrimonio demora  años  en  poder  consolidarse.
  •  Leonardo de Da vinci dice  la historia  que  demoro años en pintar  la Mona Lisa.

Dicen  que  las  preguntas  son fantásticas porque   ayudan  a reflexionar; ¿Son  realmente  una  prioridad  en mi  vida, las  cosas  por  las  cuales  estoy  diariamente  corriendo?  ¿Estoy  corriendo  por  aquellas  cosas  que  no se alinean  con mis  deseos,  por  no ser  capaz de  decir,  NO?   Hay una  frase  genial  de Robert Louis Stevenson «Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y  dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad, que olvidamos lo único realmente importante: vivir.

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