Todos tenemos… SI ¡tenemos!, ¿sabías?… veamos…
En todo ojo humano hay un punto ciego, esto es debido a que existe una zona de la retina del ojo, en la que no hay células sensibles a la luz. Esto se traduce en que siempre ante nosotros hay una parte del espacio que no vemos, pero lo absolutamente sorprendente es que no somos conscientes de su existencia. Llevemos este ejemplo al plano mental y emocional, la mayoría de nosotros tenemos «puntos ciegos» psicológicos, aspectos de nuestra personalidad que son obvios para todos, menos para nosotros. Por ejemplo, está la madre que se queja: «No sé por qué el pequeño Carlos es tan violento; lo he golpeado mil veces por eso», o cuando nos decían: “No me gusta hacer comparaciones, ¿pero…mira tú prima ya casi ha sacado su carrera y tú?”, o el compañero de trabajo que se queja de que, “misteriosamente, cada persona para la que ha trabajado desarrolla la misma ilusión de que él es un incompetente e ineficiente”. Analizando esta ejemplificación, algunos de nosotros podríamos pensar: ¿y yo…me representa esto? ¿Tengo puntos ciegos? ¿Cuáles son?
Identificar nuestros puntos ciegos puede ser crucial para el cultivo de nuestros vínculos, primero con uno mismo y luego con los demás. Sin duda, las huellas que deja un punto ciego, son experiencias repetitivas que parecen inexplicables, las cosas que te hacen exclamar, ¿Por qué siempre me pasa esto? Debemos considerar entonces, que hay algunos rasgos de nuestra forma de ser que pueden ser puntos ciegos y que podemos sanar con la medicina del autoconocimiento y autoconciencia.
El perfeccionismo es un punto ciego muy común. El perfeccionista, aquel que se basa en la autoexigencia y en unos elevados estándares de vida, parece ser el tipo de persona que más podría acercarse a la plenitud, es decir, accedería a tener aquello que quisiera, siempre por encima de la media, y viviendo de forma feliz. Sin embargo, un rasgo que podría relacionarse con el éxito, suele esconder frustración y baja autoestima. Lejos de esa vida que parece que va a alcanzar en algún momento, es una persona insatisfecha que llega a darse cuenta del daño, que el perfeccionismo está generando en su vida, pero con la creencia de que, solo ese modo de vida será el correcto y el que le podrá hacer cumplir los objetivos. De hecho, es un sesgo cognitivo que actúa como círculo vicioso.
Posponer decisiones importantes, para evitar posibles rupturas, dolores o decepciones, está relacionado con lo agradable que es permanecer en la zona de confort, evitando cualquier conflicto, pero acumulando una bomba de tiempo, que tarde o temprano explotará. Siendo un poco más técnico, es el abuso de lo llamado en psicología, “Evitación de la situación, para regular una emoción”, si es posible evitar cierta situación, para no pasar un mal rato, ¿Qué hacemos?… la evitamos. Está claro que los efectos de no afrontar una situación pueden ser devastadores en nuestro carácter y en la relación con los demás.
Idealizar a otros o a ciertas situaciones, de forma que nos parece que estamos en el mejor sitio y con las mejoras personas, es muy común, sobre todo cuando nos enamoramos y pensamos que esa persona es maravillosamente perfecta y que encaja con muchas de nuestras aficiones y gustos. Sin embargo, la vida nos demuestra, después, que esto es una ilusión de la mente, y que esa persona es común y corriente y como un cuento de hadas, el espejismo de nuestra idealización desaparece. La ilusión de idealizar, es el punto ciego que impide ver la realidad tal como es.
En estos tiempos difíciles, sin duda, el sesgo psicológico de negatividad, puede estar reinando en todo el mundo por la pandemia. Este punto ciego, es una tendencia natural de nuestro cerebro a prestar más atención y grabar en nuestra memoria todo lo negativo, más que los acontecimientos agradables de la vida. Cuando las emociones de incertidumbre, miedo o tristeza secuestran y reducen el foco de nuestra atención, no puedes ver a tus amigos, ni a tu familia, ni nada de la experiencia, que genera una razón de vida. Este es el propósito de este artículo, reflexionar, potenciar , entrenar y fortalecer la parte superior de nuestro cerebro, que es capaz de apagar las tormentas emocionales negativas y regular nuestros miedos, el que nos muestra que no todo es blanco o negro, sino que también hay grises en la vida.
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1 Comentario
Al leer el articulo, pienso y reflexiono en mis propios puntos ciegos, debo urgar en mi inner world para visualizarlos, encuentro algunos…ahora a trabajar para lograr el equilibrio que necesito.
Gracias por este interesante tema!